Diagnóstico y tratamiento integral del glaucoma, con soluciones avanzadas y personalizadas que incluyen medicamentos, láser y cirugía, para controlar la presión ocular y proteger tu visión a largo plazo.
El glaucoma es una patología que provoca la pérdida progresiva de fibras nerviosas, lo que, de no tratarse, puede ocasionar una pérdida severa de la visión.
El deterioro visual generalmente ocurre debido a dificultades en el drenaje del humor acuoso, lo que aumenta la presión intraocular y daña el nervio óptico.
Un problema crítico del glaucoma es su carácter asintomático en etapas iniciales, lo que lleva a que muchos pacientes no perciban la pérdida visual hasta fases avanzadas. Por ello, se recomienda realizar exámenes visuales anuales, especialmente en personas con antecedentes familiares, mayores de 60 años, diabéticos e hipertensos.
El uso de colirios es el tratamiento más común para el glaucoma. Estos medicamentos tienen como principal objetivo reducir la presión intraocular mediante dos mecanismos:
Aunque los colirios no curan el glaucoma, controlan su progresión y ayudan a preservar la integridad del nervio óptico. Al ser una enfermedad crónica, es fundamental no abandonar el tratamiento, ya que al hacerlo, la presión intraocular vuelve a sus valores iniciales. En casos donde los colirios no logran controlar la enfermedad adecuadamente, puede ser necesario recurrir a tratamientos quirúrgicos.
La cirugía para el glaucoma tiene como objetivo mejorar el drenaje del humor acuoso y reducir la presión intraocular. Entre las técnicas más comunes se encuentran:
1. Trabeculoplastia con Láser
Indicada para el glaucoma de ángulo abierto, esta técnica utiliza un rayo láser sobre la red trabecular para aumentar el drenaje del humor acuoso. Aunque mejora la presión intraocular, en muchos casos no elimina la necesidad de usar medicamentos.
2. Iridotomía con Láser
Se recomienda para el glaucoma de ángulo cerrado y para pacientes con un ángulo de drenaje estrecho. Consiste en crear un pequeño orificio en la parte superior del iris mediante un láser, facilitando así el flujo del humor acuoso hacia el ángulo de drenaje.
3. Trabeculectomía
Esta cirugía implica realizar una pequeña abertura en la esclerótica para crear una ampolla de filtración debajo de la conjuntiva. El humor acuoso se drena a través de esta abertura y se acumula en la ampolla, desde donde es absorbido por los vasos sanguíneos, reduciendo así la presión intraocular.
4. Implante de Válvulas
En esta técnica, se coloca un dispositivo de drenaje en la esclerótica. Este dispositivo mejora el flujo del humor acuoso, logrando una disminución efectiva de la presión intraocular.
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